Como todos los años, es el Día Mundial Sin Tabaco. Este año la OMS lanza el lema “Comprométete a dejarlo”.
Ha sido un año atroz. La pandemia del COVID 19 lo ha cambiado todo, nuestros trabajos, nuestras relaciones, el ocio, siempre acompañados del temor al contagio y de la angustia de las noticias que nos informaban de las cifras de enfermos, de fallecidos; más allá de los números, pensábamos en las familias destrozadas por una amenaza que surgió de la nada. Para los profesionales sanitarios, este año de locos no se borrará. La cifra oficial de fallecimientos en nuestro país es de 79.900 en estos últimos 15 meses.
Se calcula que el tabaco produce en España unas 56.000 muertes anuales. Es otra pandemia, silenciosa, callada, que pasa desapercibida. Además de esas muertes el año pasado, produjo otras tantas el anterior, y el otro, y otro más el año antes, y así uno tras otros. No se dan las cifras en las noticias de televisión, pero no quiere decir que no existan. El sufrimiento de los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el de los familiares que pierden a los que quieren por un cáncer o por un infarto, es el mismo, ahí está.
No son momentos fáciles. El tabaco, y todos sus derivados, sigue gozando del prestigio de lo ’cool’ y de lo adulto entre nuestros chavales, aupado por los nuevos dispositivos, los nuevos sabores promocionados por una industria que no está dispuesta a perder ni una mínima parte de su mercado.
Por otro lado, durante la pandemia, y a pesar de las pruebas sobre la transmisión del virus por aerosoles, y el papel del humo del tabaco como aerosol, no se podía prescindir de llevar mascarilla pero sí se ha permitido fumar en espacios públicos como terrazas.
El tabaco en nuestro país sigue siendo muy barato, lo que facilita el acceso y dificulta el abandono. Además, los servicios sanitarios en toda esta situación no han podido funcionar con normalidad y se ha resentido la ayuda a los fumadores. Tenemos un sistema sanitario depauperado, sobre todo la atención primaria, y exhausto, necesitado de recursos.
Pero también hay datos esperanzadores. La ministra de Sanidad anunció la elaboración de un plan integral frente al tabaquismo, con la implantación del empaquetado neutro en nuestro país. Confiemos también en un avance en las medidas de control del tabaquismo, tan necesarias y esperadas, como la ampliación de espacios libres de humo, la equiparación de regulación de nuevas formas a las del tabaco o el aumento de precio.
La financiación del tratamiento farmacológico del tabaquismo es una realidad, si bien tiene una serie de limitaciones que impiden la cobertura a numerosísimos fumadores que se podrían beneficiar del tratamiento.
SEDET es una sociedad multi e interdisciplinar de profesionales sanitarios de diferentes disciplinas, formados e interesados en el tabaco. Podemos intervenir y ofrecer ayuda a nuestros fumadores desde distintos ámbitos y de una manera complementaria. Pero el verdadero desafío no es que nosotros lo hagamos. Ni que todos aquellos que tienen interés en este tema lo hagan. El reto es que todos lo profesionales sanitarios lo hagan, que ese mensaje unívoco y común sea la norma en las consultas de enfermería, de medicina, en la farmacia y en el gabinete de la psicóloga. Que entre todos seamos capaces de enganchar a nuestros compañeros.
“Comprométete a dejarlo” es el lema de la OMS, dejar de fumar junto con millones de personas en todo el mundo. Animemos y ayudemos a los fumadores, apoyémosles en su compromiso para dejarlo. Ellos, sus familias y sus amigos se beneficiarán.